lunes, 9 de junio de 2014

DIARIO III

Voy dejando libros encima de la mesa, en la mesita de noche, en el despacho. A veces quedan abiertos a la fortuna de un breve párrafo que quedó pendiente de leer. Mi gata los persigue, parece que recolecta versos y fragmentos. Encuentro la marca de sus patas en las páginas y lejos de molestarme me alegro. Qué fortuna la de encontrar tan cerca dos de las cosas que más amo: mi gata y los libros.


Día de los que se dicen de perros. No para de llover. Dejo algunos paquetes en correos. Al otro lado de la calle hay un tienda de esas de segunda mano. Tiene dos puertas. A través de una se accede a los objetos que se venden. Por la otra,  a los empeños. En realidad funciona como una casa de empeños, como esas que salen en el programa de televisión yankee. La cola  llega a la calle. Mucha gente mojándose. Se están mojando y hace un día de perros. Un poco más allá un muchacho vende números de lotería de la Cruz Roja para el sorteo del oro. Dicen que la cosa va mejorando pero yo sólo veo pobreza y desesperanza.


La crisis está creando un colectivo de personas vencidas. Gente que poco a poco va tirando la toalla al no ver futuro. Va a costar recuperarlos. Acordémonos también de ellos cuando vuelvan a empezar los fastos.

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